El perfecto asesino
Las vidas de un asesino a sueldo y una niña de 12 años confluyen en un mismo río que los conducirá a vivir una relación entrañable. La historia corresponde a Léon- también conocida como El perfecto asesino o Léon, el profesional. El film dirigido y escrito en 1994 por el francés Luc Besson contiene grandes interpretaciones como la de Jean Reno en el papel de Léon y Natalie Portman en el de Mathilda– su primera experiencia en cine.
Mathilda no se llevaba bien con su familia, excepto con su pequeño hermano. Su padre era contrabandista de droga y hacía negocios con Norman Stansfield, un agente corrupto de la Departamento Gubernamental contra las Drogas (D.E.A). Un día, mientras hacía un mandado para su vecino León, al que conocía de vista, asesinaron a su familia porque el padre no había cumplido con la promesa de mantener intacto un negocio que Stansfield le había encargado cuidar.
Al quedar huérfana, la niña encuentra un refugio en la casa de Léon que vive sólo con su planta verde. Allí comienza a desarrollarse un vínculo especial entre ambos– familiar por parte de Léon y de amor platónico por parte de Mathilda. Los dos se ayudan recíprocamente: ella se ofrece como ama de casa y le enseña a leer y escribir a cambio de que él la ayude a vengarse de los asesinos de su familia. León la entrena en su oficio y por ella acaba enfrentándose con el asesino de la familia.
A diferencia del asesino despiadado que Jean Reno interpretaba en Nikita, también dirigida por Luc Besson, aquí el actor retrata a un asesino perfecto y fiel a sus principios pero que en el fondo posee un gran corazón y nunca supo disfrutar de la vida. Su punto débil es Mathilda que le hace saber lo que es querer a alguien. En una parte de la película Léon le dice “me hiciste pasar los momentos más bonitos de mi vida”. Esa relación mutua intensa por momentos oscila entre lo cómico y dramático.
Más allá del entretenimiento que puede producir el género de acción, lo que se pretende subrayar es el lado humano de un asesino y el vengativo de una niña de 12 años. Además de trazar planos opuestos que generan dilemas en Léon tales como la niñez y adultez, la profesión y lo personal o la vida y muerte.
Mathilda no se llevaba bien con su familia, excepto con su pequeño hermano. Su padre era contrabandista de droga y hacía negocios con Norman Stansfield, un agente corrupto de la Departamento Gubernamental contra las Drogas (D.E.A). Un día, mientras hacía un mandado para su vecino León, al que conocía de vista, asesinaron a su familia porque el padre no había cumplido con la promesa de mantener intacto un negocio que Stansfield le había encargado cuidar.
Al quedar huérfana, la niña encuentra un refugio en la casa de Léon que vive sólo con su planta verde. Allí comienza a desarrollarse un vínculo especial entre ambos– familiar por parte de Léon y de amor platónico por parte de Mathilda. Los dos se ayudan recíprocamente: ella se ofrece como ama de casa y le enseña a leer y escribir a cambio de que él la ayude a vengarse de los asesinos de su familia. León la entrena en su oficio y por ella acaba enfrentándose con el asesino de la familia.
A diferencia del asesino despiadado que Jean Reno interpretaba en Nikita, también dirigida por Luc Besson, aquí el actor retrata a un asesino perfecto y fiel a sus principios pero que en el fondo posee un gran corazón y nunca supo disfrutar de la vida. Su punto débil es Mathilda que le hace saber lo que es querer a alguien. En una parte de la película Léon le dice “me hiciste pasar los momentos más bonitos de mi vida”. Esa relación mutua intensa por momentos oscila entre lo cómico y dramático.
Más allá del entretenimiento que puede producir el género de acción, lo que se pretende subrayar es el lado humano de un asesino y el vengativo de una niña de 12 años. Además de trazar planos opuestos que generan dilemas en Léon tales como la niñez y adultez, la profesión y lo personal o la vida y muerte.
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